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Ángeles sin alas, miradas de amor

2021-10-17 11:05:31 | Carlos Gallegos

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El parralense Antonio Ortiz Mena,abogado y economista de brillante trayectoria en el servicio público, en su calidad de Director Nacional del Instituto Mexicano del Seguro Social, cristalizó el anhelo de los trabajadores chihuahuenses de contar con asistencia médica gratuita, al gestionar la apertura de algunas clínicas en la entidad, entre ellas la número 11 con sede en Delicias.


    

El IMSS venía trabajando en la población desde el 16 de julio de 1956,cuando inició proporcionando consulta externa y servicios de farmacia en unos locales de la calle 3a , casi esquina con la avenida 4a Norte, en el piso de arriba de donde hoy está el negocio de publicaciones de Toño Ríos.

Su primer director fue el doctor José Ortega Bustamante, quien remitía a los pacientes al Hospital Regional y a la Clínica Santa Teresita,donde los atendían y luego le enviaban la factura.

Dos años después, el 1o de mayo de 1958, uno de los años más lluviosos de que se tenga registro, fue inaugurada la moderna instalación médica de tanto beneficio para la región centro sur y apoyo fundamental para unidades de primer nuvel de varios municipios.

Su ubicación es la misma de hoy, con el agregado de las necesarias ampliaciones y remodelaciones, en el cruce de las avenidas Río Conchos y Arroyo de Bachimba Poniente, terreno entonces ocupado por la frondosa Alameda Delicias, que abarcaba prácticamente todo lo que conocemos como Zona Hospitalaria.

El exhuberante espacio, que  llegaba hasta el Monumento a la Madre, pagó su cuota ante el progreso, desvaneciéndose como en un sueño.

El ceremonial de la inauguración tuvo lugar a primera hora del día 1o, durante una magnífica mañana, con una luz limpia flotando en el aire, bajo un denso sopor, preludio de otra jornada calurosa.

Al rato, el sol de mayo achicharraba el mundo, aunque el cielo brillante y acerado podía oscurecerse de improviso con bandadas de nubes viajeras,  negras y  preñadas, que llegaban del sur, ocasionalmente vislumbradas a través de un relámpago amarillo que convertía el horizonte en un lienzo de colores.

El doctor Ortega Bustamante fue ratificado como Director, quien tiempo después entregaría la estafeta  al legendario médico Normando Bustamante Molina, señor de nuestra más cara memoria. 

Las enfermeras primigenias recibieron la misión que deberia regir su vida profesional:" Cuando un paciente despierte de su agonía, que vea un ángel blanco sin alas inclinado hacia él, con tacto de terciopelo y amorosa sonrisa". 

Otra ratificación fue la del señor Francisco Delgado Mercado, quien continuó como Delegado Administrativo.

Era el papá del Pelón Delgado, quien seguramente fue recibido por una de aquellas enfermeras, quienes lo acostumbraron a mantenerse riendo.

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