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DESORDENADA CRÓNICA DE ALGUNOS GRITOS.

2022-09-16 14:04:47 | El Pionero

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De gritos a gritos. Después del gran, del ultra emotivo grito de la maestra Gloria Arellano, los dos del licenciado Fernando Baeza han sido los más sentidos, los más aplaudidos


    

Oratoria de altísimo nivel, presencia,personalidad del Alcalde  ánimo festivo y fervor patrio en las audiencias de  ambos, enforverizadas por la voz magnífica de Sergio Villarreal, quien con toda el alma declamaba México, Creo en Tí.

 Luego viene don Lorenzo Treviño Santos en aquel grito con mucha raza descontenta por la remodelación de la rotonda del Reloj Público, cuando deshaogó su coraje a elotazos, crisis que don Lencho solventó con su gracia, su carisma, con su sonrisa, al grado que enseguida de la eloteada andaba tan fresco revuelto en la fiesta.

  Años antes, muchos años antes, los gritos patrios de Emiliano J Laing no estuvieron nada mal, según narran las crónicas.

 Como militar que fue, la noche mexicana durante su gestión era muy organizada, muy ordenaditos todos, cero pisto, bajo el riesgo de que quien pisteara podía ser esposado con aquellas crueles, dolorosas esposas de alambre y arriado al tambo y encerrado en una infecta celda apodada la Gloria. Ya sabe usted cómo nos encanta definir casos y cosas al revés volteado,así que imagine cómo era la covacha aquella.

 En este repaso desordenado, según fluyen los recuerdos, los gritos de Memo Márquez, seguramente el Presidente Municipal con mayor apego y apoyo a lo cultural,también merecen mención especial. 

 Era muy buen organizador, muy bueno para poner a trabajar a su equipo, no se le escapaba detalle, regañaba y premiaba según el caso. Le salían por nota, con Moi Gandarilla renegando por los gastos.

 Los de Heberto Villalobos igual merecen comentario aparte: fueron sosos, aburridos, se notaba que no le invertía a los adornos, lo barato le salía caro al ser unos actos muy piratones, aunque en las contabilidades oficiales se reflejaban grandes inversiones.

 Cuentan los muy antiguos que don Toño Gutiérrez Christensen era bueno para los gritos.

Imponía un estilo entre festivo y solemne, salía del balcón a convivir con las familias que asombradas atestiguaban el inicio de los hoy comunes juegos o fuegos artificiales.

 En los del doctor  Raúl Félix Chávez sí dejaban pistear aunque fuera tantito y las alocuciones a los héroes y heroinas que nos dieron patria se escuchaban sinceras, sentidas, auténticas.

 Manuel Soltero al blandir la bandera hasta se quitaba el sombrero y sonriente y con fuerte timbre emitía sus vivas a Hidalgo y asociados y asoviadas en su incierta aventura de independizarnos de los reinos europeos que durante tres largos siglos tan pésimamente nos trataron y explotaron.

Llegaba muy apurado. Venía del Camposanto, donde el camposantero le había hecho el dificultoso nudo de la corbata acostándolo boca arriba en la plancha de cemento en que acostaba a los difuntos para hacerles el último nudo.

 Don Agustín Quiñones a pesar de su rudeza o quizá gracias a ella  hacía clik con los asistentes y asesorado por Moisés Pérez Aguirre, Secretario Municipal, y por el profe Salatiel Castañeda, Jefe de Obras Públicas, salvaba cualquier apuro y sus gritos sabían a pueblo.

 Rogelio Bejarano se dejaba caer y sin gastar mucho, en atención a su talante codón, sus festejos independentistas fueron muy animados, muy bien alcanzados los decibeles para que su arenga fuera oída hasta más allá de la Plaza Carranza.

 Hoy día, con los adelantos tecnológicos en materia  de diversiones nocturnas a cielo abierto,los gritos son otra cosa, como el de anoche, en el que celebramos una fecha más en que don Miguel dio el grito de gritos y que, después de dos claustrofóbicos años, salimos a gritar en bola.

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